1 salida moron 8 de octubre 2011

martes, 20 de marzo de 2012

"Cancellara no es un ciclista, es una máquina"

Markel Irizar trabajó para el suizo en la Milán-San Remo y acudirá con él al resto de clásicas. BENITO URRABURU | DIARIO VASCO 
El mundo de las grandes clásicas, el de un ciclismo distinto al resto del calendario, se ha abierto de par en par para un corredor guipuzcoano, Markel Irizar. La unión entre RadioShack y Leopard ha colocado al oñatiarra al lado de Fabián Cancellara, uno de los mejores especialistas del mundo en pruebas de un día, en determinadas clásicas. Junto a él estuvo en la Milán-San Remo del sábado.
«No es igual ir a correr las clásicas que tener un aspirante a ganarlas. Es muy diferente todo. Igual que hemos estado en la Milán-San Remo estaremos en la Vuelta a Flandes, París-Roubaix o el Gran Premio E3 Harelbeeke. Con Cancellara tienes otra responsabilidad», explica Markel.
La noche del viernes, Johan Bruyneel les marcó el planteamiento en carrera: «Tenían que llegar al final Cancellara, Bennati y Tony Gallopin. El resto de corredores teníamos otras misiones. Wagner, el campeón de Alemania, debía estar atento en la primera parte de la carrera. Luego, en la zona media teníamos que estar Rast, Popovych, Roulston y yo».
En la subida a La Monie hubo un corte y «nos quedamos Roulston y yo. El resto del equipo iba delante. No siempre las cosas salen en carrera como se plantean, pero a nosotros nos salieron prácticamente como se había hablado».
¿Qué pide un corredor como Cancellara en una Milán-San Remo? «Pide muy poco, pero sobre todo una cosa, tranquilidad y tener muy poco desgaste. Cuando baja al coche o se para a orinar, hay que llevarle con mucha suavidad hacia delante. Da igual al ritmo que se vaya. Tiene una sangre fría espectacular. Quiere llegar a la parte final con el menor desgaste físico posible, sin correr riesgos, para estar centrado en atacar».
Comenta Markel que antes de la subida a La Manie, «Cancellara quería hablar con Bruyneel, pero no por la radio. Bajó al coche, en una parte comprometida de la carrera, pero le subimos igual, con tranquilidad. Da igual lo que pase delante».
Si algo destaca en Cancellara es «la forma que tiene de hacer las cosas. Es muy, muy profesional, enormemente detallista. Cuando ves cómo hace todo te das cuenta de que las cosas no llegan porque sí, por intervención divina. En los primeros cuatro meses del año sólo está diez días en su casa. Coge a su mujer y a su hija y se va a Canarias a entrenar. Por eso está tan moreno. En Suiza sabe que no puede trabajar en condiciones y se va fuera. Se separa del resto de su familia y de sus amigos. Hace entrenamientos de seis horas y media tras moto y al día siguiente vuelve a cubrir otras siete horas. Es algo increíble. Por lo demás es un persona muy normal».
Está también muy encima de lo que come, del material: «Cuando estuvimos en Mallorca entrenando, en enero, se fue al velódromo de Palma a probar distintos tipos de tubulares. Algún tipo de comida se la trae él. No sólo es una cuestión de tener un físico privilegiado. Son muchas cosas y cuando le ves cómo hace todo, entiendes sus resultados. Corredores buenos hay unos cuantos, pero que hagan todo al milímetro, muy pocos. La mentalidad que tiene, la forma de hacer las cosas, marca la diferencia».
Cuando les dijeron por el pinganillo que había atacado «creíamos que iba solo, para ganar. Luego nos enteramos que iba con Nibali y Gerrans y que había sido segundo. Así son las cosas».
Markel va a estar dos días en casa y mañana «ya estaremos todo el equipo viendo el recorrido de Flandes, probando material. Queda tiempo hasta que se dispute la carrera, pero allí estaremos, para correr el viernes en Harelbeeke, que es una Vuelta a Flandes en pequeño, donde Cancellara suele volar y hacer probaturas».

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