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crónica echa por el amigo santi

Quedamos en el sitio donde se suelen quedar para las salidas de los fines de semana, es decir, en el parque de la Constitución. Después de desayunar en lo que antes era el bar “El Estribo”, ahora no tengo ni idea como se llama, partimos en la furgoneta de Luismi hacia Morón. Eso sin antes dejar pasar por alto que Metales que ya iba desayunado, por lo menos eso dijo él, le quito o más bien se comió más de media tostada de Luismi. Y eso que iba desayunado, que de no ser así hubiera salido todo el mundo del bar en ayunas.

Una vez todos montados en la furgona (metales, niño metales, Luismi, Juancelara y el hijo deportivo de metales) partimos hacia Morón. Con la suerte que al llegar al cruce de Utrera nos cruzamos con el último componente de la salida de ese día, Antonio, que iba a Morón directamente desde Alcalá.

Ya en Morón partimos desde la plaza de toros de esta localidad hacia La puebla de Cazalla. La mañana se presentaba fría y con mucho viento, y con metales de cabeza de grupo. Que el GPS no vale paná estando metales en el grupo. Un poco más y todavía estamos buscando la salida para La puebla. Ya en La puebla de Cazalla nos dirigimos para Villanueva de San Juan, pero no por la ruta que marcaba el GPS sino por la ruta que a metales le pareció bien. Se pueden imaginar la vueltecita “tonta” que dimos. Una vez pasado Villanueva de San Juan nos dirigimos hacia el cruce de Pruna desviándonos antes por una carretera en no muy buen estado que desembocaba en el pantano “…”. Carretera con una pendiente media del 6% y con “falsos llanos” del mismo porcentaje de desnivel. La carretera estaba en tan mal estado que se subió más rápida que se bajo. Es si después de la bajada de la carretera y antes de la subida nos echamos las correspondientes fotillos en el pantano “…”. De este pantano hay que decir que lo visitan al año 3 personas (los que trabajan allí) y 6 ciclistas (nosotros mismos).

Antes de volver a la carretera que nos llevaba hacia el cruce de Pruna sufrimos una baja importante, tal era el mal estado de la carretera que uno de los portabidones de Juancelara no aguanto y hubo que prescindir del porta bidón, el próximo uno de carbono que no vibran tanto. Ya de vuelta a la carretera que nos dirigía hacia el cruce de Pruna, subimos el tan temido “Mortirolo”. Una subida bastante dura con rampas de hasta el 15% de desnivel. Pasado el “Mortirolo” y con un sube y baja constante de la carretera decidimos pararnos en una venta que hay a pie de carretera, que al igual que en el pantano, hay no van ni las moscas. Pues hay estábamos nosotros y con un recibimiento de lo más acogedor por parte del tabernero, nos recibió con una escopeta de plomo. Digo yo que sería para que no nos fuéramos sin pagar. Hasta ese momento y aunque parezca mentira, a metales no se le había escuchado más. Desde que salimos de La puebla de Cazalla donde ya la había liado dos veces, no se escucho más, aunque todavía faltaba la última o mejor dicho el intento de la última metalada.

De nuevo en la carretera y después de reponer fuerzas en la venta (aquello no tenía ni nombre), llegamos al cruce de Pruna donde giramos a izquierdas en dirección Morón para finalizar la salida. Con 18 kilómetros por delante para llegar a Morón y con un terreno rompe piernas llegó el intento de la última metalada del día (con lo bien y lo callaito que venía). Nada más coger la carretera dirección Morón, metales se puso a tirar del grupo antes de que llegasen los repechos con los que esa carretera cuenta. Viendo que su hijo deportivo antes de afrontar uno de esos repechos se puso a tirar del grupo, no tuvo otra feliz idea que intentar atacarle desde atrás haciendo señas a Juancelara, según metales, para “MOSQUEAR” a su hijo deportivo. Peeeeeeeeero e aquí que su hijo deportivo no solo no lo dejo irse, sino que Juancelara ataco llevándose con él a todos los componentes, excepto a metales que se quedo “clavado” hasta tal punto que hubo que esperarlo. Una vez reintegrado al grupo de nuevo, la explicación que da es que lo a echo para “mosquear” a su hijo deportivo, pero Juancelara no le ha seguido el juego y encima a atacado dejándolo clavado. Conclusión que Juancelara “TIENE LA CULPA”, que se le va a hacer. Viendo que en ese momento iba tirando del grupo el hijo deportivo intento aprovecharse de la situación para atacar desde atrás con la colaboración de Juancelara, llevarse al resto del grupo con ellos y dejar clavado a su hijo deportivo. Conclusión del hijo deportivo es que es un “MAL PADRE” deportivo, encima ni le regala un casco, ni unas zapatillas, ni un maillot, nada de nada.

Finalizada la metalada fallida el grupo llego a Morón de la Fra. sin ningún problema. Al mismo punto de partida, a la plaza de toros. Una vez allí procedimos a cambiarnos de ropa y montar las flacas en la furgona donde cierta persona (no voy a decir el nombre, pero se lo pueden imaginar) nos deleito con un autentico recital de ventosidades de todos los tonos posibles, gracias al aire no tuvimos que degustar los olores, porque todavía hacía un aire de coj….