Confieso que me fascina la limpieza que presentan las bicis de competición cuando las veo antes, durante y después de una carrera (y siempre que no haya lluvia o barro de por medio). Más de uno se habrá preguntado cómo es posible que la cadena, el cassette o los platos estén impecables en los primeros planos de televisión. Y qué decir de los cuadros... brillan como si fueran nuevos, día tras día. Algunos diréis que los profesionales siempre llevan bicis nuevas y tienen otras de repuesto y todo eso pero no es suficiente. La presencia de las bicis de competición no la conseguimos ni aunque metamos nuestra bicicleta en un túnel de lavado. Así pues, ¿de dónde sale esa brillantez tan esplendorosa? ¿Cuál es la importancia que se le concede? En la competición... ¿responde a intereses comerciales? ¿Es cuestión de imagen? ¿Eficiencia? Pues yo creo que una mezcla de todo lo anterior. Si bien es cierto que los fabricantes prestan sus bicis con un fin comercial, no es desdeñable la importancia de una máquina limpia y bien lubricada para el corredor. Para eso, los profesionales cuentan con un equipo de auxiliares y mecánicos que llevan muchos años haciéndolo. Pero es que además, éstos saben un sinfín de trucos, métodos y productos para dejar la bicicleta como si fuera nueva cada día. ¿Por dónde empezar?
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Lo primero es admitir que una bicicleta limpia te hace más rápido, y no es tontería... Todo irá más fluído si no hay porquería en los componentes. Además, si dejamos que la grasa o las partículas que sueltan las zapatas de freno, la tierra y otros elementos tengan presencia diaria, es probable que encuentren su camino hacia el cuadro. Particularmente importante es saber
con qué limpiar cada cosa y el orden de realización. Un desengrasante tipo KH7; Morgan Blue o cítrico valen para cadena, platos y cassette. Si lo echamos en un bidón cortado por la mitad y lo ponemos en el botellero tendremos el desengrasante más a mano y evitaremos vertirlo accidentalmente. Hay quien añade un 20% de limpiacristales al desengrasante pero cuanto menos químico usemos... mejor. Usar guantes de nitrilo si es posible y una brocha (mejor de punta redonda) para llegar a todos los rincones de esos componentes. No hay que olvidar las roldanas, porque ahí se acumulan muchos residuos que influyen mucho en la sensación de conducción. Después de cinco minutos de actuación del desengrasante se da una buena rociada con agua y se limpia de nuevo; esta vez con esponja, agua y jabón neutro. Al lavar es importante recordar que, si usamos un compresor tipo Kärcher, no hay que enchufar directamente a los rodamientos (en pipa de dirección, por ejemplo) o desprenderemos la grasa normal que sí deben llevar. Las bayetas y trapos a utilizar para el secado deben estar hechas de un material que no raye la pintura y moverse longitudinalmente, nunca en círculos. Una vez quitada toda la grasa y porquería de la transmisión se puede pasar a lavar la bicicleta en general.
El jabón neutro puede ser usado en el cuadro y resto de componentes. Las ruedas también deben ser limpiadas con regularidad ya que el aceite que usamos en pivotes de frenos o cadena suele ir a parar allí. Ojo a la presencia del aceite en la pista de frenado. Lavar la esponja previamente si se ha manchado de grasa o directamente usar otra para esa fase (es preferible). El agua y jabón hay que usarlos con moderación, como siempre. No debemos tener miedo a mojar la cinta del manillar o el sillín ya que después será necesario secar la bici al completo con toallas, compresor de aire o secador. Así evitaremos oxidar algunas partes que creemos inoxidables como la cadena y la tornillería. Una vez seca, lo recomendable es lubricar las partes que deben estarlo: cadena (mejor poco aceite y por la cara interior); pivotes de freno; roldanas y desviador trasero. Después usaremos un spray exclusivo de bicicleta para que el cuadro quede pulido y brillante (esto es muy recomendable). Al frotar el spray con un paño, el cuadro no sólo parecerá casi nuevo sino que además crearemos una película protectora que dificulte la adhesión de grasa y partículas posteriores.
Qué ardua tarea, diréis... Pues es posible, pero después de todo, la limpieza es una cosa de meticulosidad. Preguntad si no a los esforzados mecánicos y auxiliares que tienen que hacer lo mostrado en
este vídeo con una veintena de bicis a diario si hay carrera. Y no es para menos, porque a poco que se tenga maña y paciencia se consiguen resultados que inciden directamente en el rendimiento global de la bicicleta y como no, de las piernas.
fuente:codigo stelvio